Thursday, December 22, 2016
Para los que están reunidos hoy en el lugar mismo donde acompañan a Liliana a su descanso final, y para los que debido a largas distancias están también acompañando con el sentimiento, el pensamiento y la memoria… y que no por eso se encuentran menos presentes. Y en memoria de los queridos familiares y cantidad de amistades ya ausentes inexorablemente. Encontrándome yo mismo en el impedimento de asistir y sabiendo que más familiares y seguramente amigos se encuentran en la misma situación, espero entonces que lo que evoco en recuerdo de mi querida tía sirva de alguna manera para equilibrar, si se puede, la ausencia de sus seres queridos.
Con Tía Liliana nos escribimos por mail desde 2001 y hasta unos pocos años. El primer mail es de 14/06/2001, más de 15 años, donde Liliana nos hablaba a Florence y a mí de Naomi, nuestra 1er hija nacida en octubre del 2000 : "Estoy muy emocionada al ver que hermosa nena se ha incorporado a nuestra y vuestra,Florence, familia. Es una belleza! Parece
también que es muy fuerte, me parece por la postura cuando gatea" O sea, sin ir más lejos de ese primer mail a nosotros, encuentro todo lo que define a Tía Liliana en sus cualidades de calidez, humildad, sabiduría, amistad y tantas otras y … sus convicción y preocupación por no perder nada de vista! como la postura de su gateo en la foto le permite determinar la fortaleza de la "nietita-sobrinita ". Naomi creció y sigue fuerte como ella vio. Mencioné al principio las distancias. Ella sabía que eran un problema, pero en su batalla de optimismo y su voluntad de hacer frente a la adversidad nos explicaba sic "No se si la realidad de las enormes distancias son importantes, pero Ervin y yo tratamos de resolver la idea de "Lejos" y "Dificil" imaginándonos que los lazos familiares son largos en lugar de cortitos y que de todas maneras la familia esta junta. Es un concepto que invente yo y parece que funciona". Tal vez era una confidencia que nos hizo de su filosofía para lograr mantener a la familia unida. Pero la comparto porque es tan importante saber su gran preocupación por esa unidad tan fundamental, y como se batía contra el destino que lo contrariaba.
Voy a resumir compartiendo vivencias que tuve con ella, algunas frescas en mi memoria otras más lejanas imprecisas pero que tienen la marca de su vitalidad, su amor hacia los demás y su humor sano, con el que logro suavizar las asperezas de la vida…
Siganme unos segundos a invierno de 1973 a mi casa familiar a 15' de la de Tía Liliana y su familia en Vicente Lopez. Un terrible episodio de robo violento a mano armada se abate sobre mi familia en una gélida mañana. Todo se precipita en forma dramática terminando en un combate cuerpo a cuerpo de mi padre contra el ladrón. Mi papá recibe un tiro que por muy poco no le fué mortal y es llevado sin vacilar en auto por un vecino y mi mamá al hospital. A mis ocho años he pasado el peor momento de mi vida amenazado con el arma en la sien, y ahora quedamos solos con mi hermano Sergio en una casa desamparada a cargo de vecinos y un policía incompetente... No sé cómo lograron prevenir a Liliana pero ella llegó y corriendo escaleras arriba llena de angustia y temor me comprimió en un abrazo protector (creo que también a Sergio) que fue para mí el primer signo de que ese cadalso había realmente terminado, que podíamos contar con su afecto infinito, y que a partir de allí las cosas cambiaban. Ese abrazo que todavía llevo puesto y que creo que nunca se lo recordé de más grande, pero que fue una prueba para mí del valor de Liliana para la familia y para todos.
De todos los recuerdos quiero rescatar mi visita a Philadelfia en invierno del 85 (¿) Tía Liliana me va a llevar a conocer la universidad de Penn donde estudia Landscape archiecture. En el camino descubro que una persona homeless es un interlocutor periódico de ella a quién ella intenta aportar ayuda material consiguiendo que gente le done zapatillas para que no se congele y dándole animo con su conversación. Es una enseñanza para mi que creo haber aprendido ya todo sobre cómo se puede intercambiar con un homeless en la calle. Mas tarde y luego de la visita a Penn compartimos apuradamente una comida de sándwiches que por falta de tiempo no logramos terminar y Tia Liliana me propone como solución práctica guardarlo en un locker para recuperar más tarde, cosa que no pudimos hacer, nos imaginábamos la sorpresa que habrá provocado al que lo encontró y si habrá sido fuente de mucho enojo…
Tuvimos la suerte de recibirla en Paris a donde pasó a visitarnos unos pocos días. Conoció tres de mis ahora cuatro hijas y compartimos días lindísimos con buen humor, curiosidad, consejos para la vida, para las hijas, recuerdos y risas. Recorrimos la Place des Vosges entera con los juegos para chicos, galerías de arte, y un restaurant para compartir una linda comida. Y también estoy contento de haber tomado un día para pasearla por Paris casi entera con el auto incluyendo una rauda parada a su pedido en plena plaza de Trocadero dejando el auto mal estacionado entre centenares de buses de centenares de turistas para sacarnos una foto en tan escenográfico lugar. La foto no la vi pero lo imperioso de lograr ese retrato es más divertido que la foto misma.
Deseo destacar que tengo un pensamiento fuerte por el tío Erwin también quien estaba siempre presente en sus pensamientos y en cada carta y a quién recuerdo con gran cariño.
Como ya estuve en contacto con mis primos quiero saltar una generación y decirles a sus nietos a quienes casi no conozco que pienso que tuvieron una abuela extraordinaria y que tengo la convicción que o ya lo saben o lo van a descubrir con el correr de los años.
Para terminar, pero quedemos en contacto, me despido repitiendo lo que pensé en los primeros minutos de haber sabido que Tía Liliana había partido:
Qué pena que da la partida de Liliana. Tia Liliana.
Siempre presente en el alma de la familia, con sus contrastes, contrapesos, enojos exuberancias y al fin de cuentas, buen humor.
Perspicaz, guardiana de una forma de ser y de pensar diferente.
Solidaria y humana.
Hija, hermana, esposa, madre, tia... amiga.
Liliana, te llevo y te llevaremos seguro en nuestro corazón.
Siempre !
Víctor !
